miércoles, 23 de enero de 2008

Introducción.

El presente número de la Revista Electrónica de Desarrollo de Competencias, REDEC, inaugura una serie de reflexiones sobre la relevancia y pertinencia de este enfoque educativo, tanto teóricas como prácticas derivadas de la experiencia de investigadores y educadores chilenos.

Para esta edición se ha seleccionado un conjunto de trabajos que dan cuenta del sentido que los autores otorgan a las competencias como de su aplicación por parte de universitarios comprometidos con el cambio curricular en vista a mejorar la efectividad de los aprendizajes.

El primer artículo de Fugellie, Rodríguez y Yupanqui reflexiona sobre el sentido de las competencias en vista a mejorar la calidad de vida de las personas. Más específicamente, sostiene que “la búsqueda incesante de prodigar un mundo sin desesperanzas, ni miserias, vuelca las acciones humanas hacia permanentes acciones cuyo deseo es contribuir de algún modo, a construir mejores y promisorios futuros esperanzados”. En particular, las autoras dan a entender que se generen condiciones para crear nuevas “fuentes de trabajo y educación para todos, … en igualdad de condiciones, una forma de educar que provea las condiciones con un real sentido para la vida humana, vida que han de merecer todos y cada uno de los habitantes de este planeta”. Esta reflexión las lleva a afirmar que “Chile debe desarrollar estrategias que permitan conectar los procesos formativos y la actuación profesional”. El artículo concluye con la propuesta que “la calidad y equidad que tanto requiere la educación universitaria, en especial la de nuestro país, apela a una formación idónea, que considere el dominio de competencias indispensables para el desempeño satisfactorio en ambientes profesionales sometidos a cambios permanentes, altamente exigentes y competitivos”.

En el segundo artículo de este número, el autor muestra como el concepto polisémico de las competencias ha estado y está históricamente fechado e influenciado por las teorías del aprendizaje dominantes en cada época. Las mismas nacieron al alero del conductismo, luego de un largo periodo en que la organización del trabajo estuvo dominada por el Taylorismo y el Fordismo, cumpliendo un rol importante en la organización de los aprendizajes ligados a la capacitación y la educación técnico-profesional. Luego, durante la década de los noventa se iniciaron experiencias de aplicación de las competencias en el sistema educativo, a sus diferentes niveles, pero con predominancia en las carreras profesionalizantes relacionadas con la salud y algunas ingenierías. La complejidad de los procesos fisiológicos humanos y de los problemas ingenieriles llevó a un uso diferente de las competencias al enfatizar el saber hacer experto. De igual forma, la introducción de las competencias en la educación escolarizada en Québec, Cantón de Ginebra y países anglosajones de Asia, llevaron a relacionar su desarrollo con aplicaciones de la teoría constructivista social de Vigotzky, lográndose un significativo avance en cuanto a sus fundamentos teóricos. En el campo de las organizaciones laborales Le Boterf ha avanzado la hipótesis que las competencias son indispensables para la profesionalización en todas las carreras universitarias y permiten operacionalizar la educación permanente. Las competencias permiten enfrentar los problemas típicos de cada profesión con grados evaluables de profesionalismo. En síntesis, la aplicación del enfoque por competencias en educación no solo llegó para quedarse sino también seguirá evolucionando y facilita el aprendizaje a través de toda la vida, ya que se construyen y desarrollan permanentemente. La aplicación de las mismas en escuelas, liceos y universidades se hará cada vez más visible en la medida en que tanto las humanidades como las ciencias (naturales y sociales) puedan explicitar mejor su aporte a la solución de problemas laborales, sociales y personales, razón de ser de las competencias.

En tercer término, este número de la REDEC ofrece al lector un artículo de Pamela Urra que condensa una tesis de Magíster sobre el significado de las competencias de comunicación aplicadas a la formación de ingenieros en Chile. Esta competencia genérica no puede ser “recetada” como simple comunicación oral y escrita en forma universal, sino que deben especificarse los ámbitos, actores, problemáticas y situaciones en que se exigen determinados criterios para evaluar una buena comunicación del ingeniero con sus clientes, sus pares y en equipos interdisciplinarios de trabajo.

En cuarto lugar, Ximena Paredes, ofrece un trabajo producto de la aplicación del enfoque de desarrollo de competencias a la formación de químicos farmacéuticos. El mismo, muestra como usar las competencias en la definición y formateo de los problemas que debe enfrentar este profesional. Paralelamente, un proyecto Mecesup en que participan la mayoría de las facultades de farmacia del país, han usado con éxito este enfoque en el rediseño de sus currícula.

En quinto lugar, producto de años de experimentación en rediseños curriculares, tanto a nivel escolar como de educación superior, Jacques Tardif ofrece un resumen de las fases de desarrollo necesarias para un lograr un buen rediseño curricular por competencias. Es notable el énfasis que el autor coloca en el pasaje del perfil del egresado a la construcción del plan de formación, pero sobre todo llama la atención su insistencia en definir consistentemente el escalamiento esperado de cada una de las competencias durante el proceso de formación.

Una última sección de REDEC se destina difundir un resumen de un extraordinario libro de Jacques Tardif sobre la evaluación de las competencias, dado que sin cambiar la evaluación, cualquier rediseño no se concreta plenamente.

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